En Venezuela derrotar a Chávez pasa por ganar las elecciones municipales, las de AN y las presidenciales en el 2012. Hay gente que se desespera y sufre pensando, como diría Lenin, ¿qué hacer? mientras llegan ese montón de elecciones.
Les angustia, y no sin razón, que el chavismo avance y a punta de leyes nos condene a la eternidad del socialismo del siglo XXI. Que el líder del proceso le dé un palo a la lámpara y convoque a una asamblea constituyente o peor, que ya no se realicen más elecciones y se instaure, fuera caretas, una dictadura sin derecho a pataleo en Venezuela.
Todo es posible en la dimensión desconocida en la que vivimos. Podemos hacer cualquier tipo de apuesta y de igual manera quienes nos gobiernan cambiar las reglas de juego. El socialismo que estos señores predican no tiene la democracia, la libertad, ni la tolerancia como elementos fundamentales. No busca convivir con la diferencia sino someterla.
Pensar en lo que puede hacer el adversario es fundamental pero, no tanto como tener un norte claro, un esquema propio de juego en el que se crea y al cual se le invierta el mayor esfuerzo.
Si el objetivo es ganar la presidencia en el 2012, desde ya hay que ir pensando en el candidato para obtener esa victoria. Eso no se puede dejar para dos o seis meses antes. El adversario tiene demasiada ventaja y poder para dejarlo correr solo durante tanto tiempo.
Antes que pensar en primarias o algo por el estilo, busquemos armar una enorme fuerza social que garantice el triunfo.
No se trata solo de tener organizada una mesa de la unidad en torno a los partidos, hay que ir por más. Constituir un poderoso movimiento de organizaciones ciudadanas, gremiales, sindicales, estudiantiles, que permitan alinear a todo aquel que participa en política en torno a una nueva propuesta de gobierno.
Cada vez que le preguntan a los dirigentes políticos sobre lo que hay que hacer, todos concluyen: hay que organizarse.
De los 5 millones que votan contra Chávez apenas 2 y medio lo hacen por partidos. Algo ocurre que las organizaciones políticas no terminan de convencer a la mayoría de la gente para que trabajen con ellas.
Ponerse a esperar que los partidos resuelvan ese dilema es seguir dándole ventaja al chavismo. Ese es un debate que divide y genera más problemas que los que resuelve. Lo que hay que buscar es ampliar y diversificar la oferta de participación política. Fortalecer todas las organizaciones que ya existen distintas a los partidos y generar nuevas estructuras más cercanas y útiles para la gente. Hablamos de darle forma a una corriente que junto a los partidos pueda generar una oferta creíble de democracia social como la que esta pidiendo el país.
El rostro autoritario del proceso, la incapacidad del gobierno para resolver los problemas más urgentes de los venezolanos, le quitan a Chávez popularidad y capacidad de convocatoria. Pero, las encuestas muestran que esa inercia por si sola no basta no basta para cambiar el país.
Urge perfilar un sustituto, una nueva esperanza o de lo contrario no habrá victoria en el 2012. La sociedad civil debe constituirse en la pata que la falta a la mesa. Discutiendo leyes que constituyan la oferta para ganar la Asamblea Nacional y a la vez perfilar las características del nuevo gobierno que soñamos. Ejercitando todas las maneras de organización y comunicación que permite la globalización para ejercer una democracia horizontal y a la vez tener como sustituir a los medios si el gobierno sigue con su política de cerrar radios y televisoras.
Para evitar que el socialismo del siglo XXI, nuevas leyes, que sigan clausurando radios, que apaguen Globovisión o acaben con la autonomía universitaria hay que generar costo político. Este existe si hay donde cobrarlo. El gobierno cree que puede golpear a la oposición y recuperarse el año que viene apunta de populismo.
La agenda electoral hay que ponerla en la calle para evitar que el gobierno saque a la oposición de la legalidad, la acuse de generar violencia y encierre a sus dirigentes. Hay que pasar a la ofensiva. Exigir que el CNE convoque ya las elecciones pendientes y prepararnos para ganar ya.
Por: Kico Bautista
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